sábado, 9 de febrero de 2013

El día en que casi lloro

Bárcenas por aquí, Bárcenas por allá...Ha sido el hombre de la semana, la palabra más pronunciada por la ciudadanía en un momento realmente delicado para España. Pero, ¿es realmente consciente la sociedad de lo que se ha desvelado? Porque no son meros papeles con cuentas relativas a la corrupción. Es mucho más que todo ello.
La corrupción siempre ha existido, sigue existiendo y, lamentablemente, seguirá ocurriendo mientras esto siga así. En tiempo difíciles como los que estamos viviendo, este fenómeno tan popular entre la clase política sale a la luz cada día salpicando a presidentes, senadores, parlamentarios, alcaldes o concejales. Sin embargo, no todos los días el presidente del gobierno se ve envuelto en un caso tan vergonzoso e insultante para el pueblo español.
Las pruebas de las irregularidades cometidas en el Partido Popular no son simples papeles. Sino que son las continuas mentiras, incongruencias, contradicciones y sinsentidos a los que nos tienen acostumbrados sus representantes. Y en este caso, no han faltado a sus rasgos más distintivos: la mentira y la evidencia de ella.
Porque el día en el que EL PAÍS publicó los famosos papeles Bárcenas esperé durante todo el día a que el presidente de mi país saliera a comparecer. Ya no era cuestión de lo que dijera, sino de que se mostrara contundente y firme en su verdad. Salvando que su discurso fuera cierto o no, esperaba a un hombre sereno, seguro de sí mismo y rotundo en su declaración. Pero no. Ese día no escuché a Mariano Rajoy, ni al otro, ni al siguiente...Varios días hasta que este señor que se supone es presidente de un país inmerso en una de las crisis más profundas de la historia y en medio de un importante malestar social se dignara a "deleitarnos" con unas palabras. Días, por otro lado, plagados de declaraciones absurdas, evidentes y  faltas de rigor y sustancia por parte de miembros del partido que no saben como sostener su propia mentira. Una ministra que se queda sin palabras cuando en mitad de la rueda de prensa la confirman las declaraciones de un compañero suyo que ha admitido su culpabilidad en la trama. Una ministra que no tuvo palabras mejores que: "Puede que eso sea verdad, pero no todo lo que contienen esos papeles es verdad". Una ministra que reacciona de esa manera está dejando todo bien claro. Ahora bien, yo la preguntaría :  ¿Y qué es verdad en esos papeles?" Porque todo remite a corrupción, fraude y engaños. Nada hay de positivo en ellos y me gustaría que lo aclararan. Mucho me temo que no va a ser así y, de una manera u otra, los culpables se saldrán de rositas.
Pero ahora viene lo mejor. Si me emocioné cuando supe que Mariano iba a tener la molestia en hablar ante las cámaras, casi lloro cuando me dijeron las condiciones: sin posibilidad de preguntas para los periodistas y a través de una pantalla. La verdad que es difícil valorar esta actitud. Yo, después de una semana, sigo sin dar crédito de lo que este hombre ha hecho. Ya no es solo que haya adquirido dinero irregularmente, sino que ha tardado varios en días en comparecer y, cuando lo ha hecho, ha sido durante cinco miserables segundos y a través de una pantalla.
Como españoles debemos sentirnos insultados ante esta falta de respeto y compromiso por parte de un presidente. Porque muchas pueden ser las acusaciones falsas pero ninguna puede ser la falta de compromiso de un presidente con su ciudadanía.
El discurso de Rajoy prefiero ni valorarlo puesto que nada dijo en realidad. Palabras vacías que de nada sirven y que dejan muchas dudas acerca de su persona y de su capacitación para el cargo tan importante que ocupa. Vimos a un hombre nervioso, pasivo, distante y envuelto en una falta de confianza y credibilidad mur preocupantes. Una vergüenza que el presidente de un gobierno de esa imagen y no sea capaz de enfrentarse a las preguntas de los periodistas.
Yo seguiré sin dar crédito a estos graves acontecimientos, esperando dimisiones y sentencias pero, en unas semanas, todo se habrá olvidado y don Mariano seguirá privatizando.