viernes, 23 de agosto de 2013

No verano

Hace algunos meses ya que los más agoreros pronosticaban un “no verano”. A las temperaturas se referían los meteorólogos que, por otro lado, no han salido muy bien parados con sus pronósticos. Yo, sin embargo, prefiero conectar ese “no verano” con todas aquellas personas para las que estos meses siguen consistiendo en luchar por sobrevivir día a día.

Pero el “no verano” no se puede aplicar a los políticos. Ellos, haciendo gala de su privilegiada suerte, tuvieron la cara dura de asistir a un pleno parlamentario con las maletas. Vergonzoso, irrespetuoso e indignante a más no poder.  Parece que los millones de parados, la pobreza infantil, la corrupción o las estafas no son suficiente motivo para que los que deben dirigir el país decidan centrarse en ello. Ingenua, eso es lo que soy, cuando pensé que este año Gobierno y políticos renunciarían a su período vacacional dadas las circunstancias. ¡Qué osadía la mía!

Siguiendo con el verano, no han sido días de descanso para las malas noticias. Hoy mismo se hacía pública una de las más tristes cifras que he oído en mucho tiempo: más de un millón de niños sirios se han visto obligados a escapara y vivir como refugiados. De ellos, más de la mitad tienen menos de 11 años y se exponen a peligros como la prostitución o cualquier tipo de explotación. Mientras tanto, la comunidad internacional parece que hace oídos sordos y los propósitos se quedan en meras palabras. En este mundo de capitalismo salvaje cualquier interés se antepone a las vidas humanas.
Aprovechando este tema, alucinando me quedé cuando la ONU y la UE decidieron convocar un viernes una reunión “URGENTE” para el siguiente lunes. El tema: la inminencia de una guerra civil en Egipto. Menos mal que era urgente…aunque para las pocas decisiones y la falta de iniciativa que reinan en estas organizaciones lo mismo daba.
Siria o Egipto son claros ejemplos de que es necesario un cambio y de que el mundo no puede cerrar los ojos y seguir luchando por los intereses individuales de unos pocos.

Y en España un verano movidito gracias al personaje del año: Luis Bárcenas. Emprendedor y  un hombre de negocios es como se define él. Otros calificativos serían más adecuados, pero de momento podemos afirmar que ha pasado sus vacaciones y su cumpleaños es una fantástica residencia veraniega: la mismísima prisión de Soto del Real. Veremos como acaba todo esta asunto aunque mucho me temo que el pacto Rajoy-Bárcenas es cada día más real, sin olvidarse de quienes están al frente del Ministerio de Justicia.

Pero si algo me ha cabreado este verano ha sido la mentira. La falta a la verdad de nuestro presidente del Gobierno. Mariano se presentó ante el Congreso y, por tanto, ante la representación del pueblo español, dispuesto a justificar su papel en el caso Bárcenas. No obstante, nos regaló una mentira que le ha dejado con el culo al aire (si no lo tenía ya desde hace mucho). Algo bochornoso y ante lo que no deberíamos hacer la vista gorda. Se trata de algo muy grave que debería estar penado, por lo que la propuesta de una ley que regule la mentira en sede parlamentaria es de las mejores ideas que se han propuesto en los últimos meses. Una pena, sin embargo, tener que llegar a ese extremo.
Parece que los problemas se acumulan para Rajoy y los próximos meses serán decisivos para su continuación al frente del Gobierno.


Este ha sido el verano político y social. Pero no puedo dejar de mencionar el terrible accidente de Santiago. Sus familias y amigos cuentan con el apoyo de toda la sociedad.