En dicho artículo del 7 de marco de 2013, Jonhson cuestiona el enorme
tamaño de ciertas instituciones como las bancarias que, en muchos casos, gozan
de tanto poder que se hace imposible enjuiciarlas. Señala que estas enormes
instituciones se imponen al propio poder político y afirma: “son tan grandes
que originan graves problemas, un tamaño que no debería entorpecer su sentencia
de prisión”.
Johnson afirma en el artículo que
existen senadores norteamericanos que tratan de convertir grandes bancos en
instituciones más pequeñas. De hecho, acusa a la Junta de Gobernadores de la
Reserva Federal de no hacer nada puesto que los defensores de los grandes
bancos mundiales consideran que sus repercusiones son tan grandes que resulta
muy difícil e incluso imposible reducir su poder. El economista concluye que
esto sería un enorme error y que Obama y su gobierno deben seguir luchando por
la reducción del poder de las enormes instituciones, sobre todo las bancarias.
Me ha sorprendido mucho un
aspecto que refleja el autor. Thomas Jefferson afirmó: “El más sagrado de los
deberes del gobierno es impartir justicia igual e imparcial para todos sus
ciudadanos”. Pero, sorprendentemente, un fiscal declaró al Congreso y al país
que ese principio no se puede aplicar a una entidad financiera muy grande. Doble moralidad en todo caso extendido al ámbito democrático, un problema realmente grave.
Me impresiona esta última
afirmación puesto que considero que es la prueba más evidente del poder del
sistema financiero. Opino como Jonhson en que Obama y todos los dirigentes
políticos deben tratar de reducir el tamaño de estas instituciones puesto que
llega un momento en que resultan incontrolables. En la actualidad, muchas
instituciones bancarias y financieras han alcanzado tanto poder y expansión que
sus acciones resultan difíciles de enjuiciar. Se les ponen multas en ocasiones,
pero habría que pensar en otro tipo de sanciones puesto que el dinero, para una
institución de ese tamaño, no es problema alguno. Por lo tanto, bajo mi punto
de vista, los bancos grandes deberían dejar de ser tan grandes para que no
gocen del poder que detentan actualmente. Un poder que llega a las esferas
políticas y que impide que los gobernantes actúen conforme a las necesidades de
la población. Pero un poder que incluso llega al ámbito judicial y, cuyo
ejemplo se puede ver en este articulo con la prueba que aporta Simon Johnson:
un fiscal que considera no aplicable a las grandes instituciones financieras el
deber principal de todo presidente.
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