jueves, 30 de enero de 2014

Ráfagas de viento

It´s over. Una y otra vez se repetía esa frase desde la noche anterior. La había oído en una de sus series favoritas y, aunque se lo había repetido mil veces a sí misma, no fue hasta ese momento hasta que comprendió que sí, que se había acabado. It´s over. Pero lo más extraño es que la tristeza había pasado, el sufrimiento por fin la había abandonado y, tras muchos meses, era capaz de gritar a los cuatro vientos que se había terminado. It´s over, It´s over!

Caminando por las frías calles de Madrid, con el ruido incesante a su alrededor, era la primera vez en mucho tiempo que reinaba el silencio en su interior. El eco de la pena, el silbido de los recuerdos o el sollozo de sus llantos habían desaparecido y una increíble tranquilidad se extendía por su cuerpo. Un silencio diferente, en paz, lleno de energía y vitalidad. El silencio de la felicidad que por tanto tiempo se había alejado.
Siguió paseando por el centro madrileño y se paró en un cruce de peatones. Una ráfaga de aire frío la envolvió y, en ese preciso momento, fue cuando sintió que la felicidad había regresado a ella. Pensaba que la había abandonado pero en forma de ráfaga había vuelto a ella. Como el viento en sí mismo, ese momento fue impactante, rápido y cortante. Comprendió entonces que había llegado el momento de cruzar la calle y, esta vez, lo hizo con una sonrisa sincera y un paso decidido y lleno de esperanza.

Y así siguió toda la tarde. De calle en calle, de tienda en tienda, observando los escaparates, abriéndole el apetito a cada tarta que veía, inventando su futuro ante cada vestido de novia que se cruzaba. Pero siempre con esa sonrisa que había llegado en forma de ráfaga de viento.
Decidió volver a casa en autobús para seguir observando la ciudad y mostrar su feliz sonrisa. De repente, le vio. Entró en el autobús y decidió sentarse junto a ella. Entonces, mirándola a los ojos, dijo: “Gracias”. Extrañada ante la palabra de aquel desconocido respondió: “Gracias… ¿por qué? “y él continuó: “Porque con esa sonrisa has conseguido devolverme la felicidad”.

Desde ese momento del autobús comprendió que él había sido su ráfaga de viento y que la felicidad viene de muchas maneras. Ella había sufrido durante meses y ese aire envolvente le había confirmado su pensamiento de que todo había acabado. Igualmente, la sonrisa de ella había sido lo que le devolvió a aquel extraño la felicidad.

Ráfagas de viento, sonrisas…o quizá personas que aparecen en el momento más inesperado sorprendiendo y haciendo que tu vida gire y camine en otra dirección.

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