It´s over. Una y otra vez se repetía esa frase desde la
noche anterior. La había oído en una de sus series favoritas y, aunque se lo
había repetido mil veces a sí misma, no fue hasta ese momento hasta que
comprendió que sí, que se había acabado. It´s over. Pero lo más extraño es que
la tristeza había pasado, el sufrimiento por fin la había abandonado y, tras
muchos meses, era capaz de gritar a los cuatro vientos que se había terminado.
It´s over, It´s over!
Caminando por las frías calles de Madrid, con el ruido
incesante a su alrededor, era la primera vez en mucho tiempo que reinaba el
silencio en su interior. El eco de la pena, el silbido de los recuerdos o el
sollozo de sus llantos habían desaparecido y una increíble tranquilidad se
extendía por su cuerpo. Un silencio diferente, en paz, lleno de energía y
vitalidad. El silencio de la felicidad que por tanto tiempo se había alejado.
Siguió paseando por el centro madrileño y se paró en un
cruce de peatones. Una ráfaga de aire frío la envolvió y, en ese preciso
momento, fue cuando sintió que la felicidad había regresado a ella. Pensaba que
la había abandonado pero en forma de ráfaga había vuelto a ella. Como el viento
en sí mismo, ese momento fue impactante, rápido y cortante. Comprendió entonces
que había llegado el momento de cruzar la calle y, esta vez, lo hizo con una
sonrisa sincera y un paso decidido y lleno de esperanza.
Y así siguió toda la tarde. De calle en calle, de tienda en
tienda, observando los escaparates, abriéndole el apetito a cada tarta que
veía, inventando su futuro ante cada vestido de novia que se cruzaba. Pero
siempre con esa sonrisa que había llegado en forma de ráfaga de viento.
Decidió volver a casa en autobús para seguir observando la
ciudad y mostrar su feliz sonrisa. De repente, le vio. Entró en el autobús y
decidió sentarse junto a ella. Entonces, mirándola a los ojos, dijo: “Gracias”.
Extrañada ante la palabra de aquel desconocido respondió: “Gracias… ¿por qué? “y
él continuó: “Porque con esa sonrisa has conseguido devolverme la felicidad”.
Desde ese momento del autobús comprendió que él había sido
su ráfaga de viento y que la felicidad viene de muchas maneras. Ella había
sufrido durante meses y ese aire envolvente le había confirmado su pensamiento
de que todo había acabado. Igualmente, la sonrisa de ella había sido lo que le
devolvió a aquel extraño la felicidad.
Ráfagas de viento, sonrisas…o quizá personas que aparecen en
el momento más inesperado sorprendiendo y haciendo que tu vida gire y camine en
otra dirección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario