Un bonito recuerdo que aspira a convertirse en pasado,
una bella historia que aspira a ser leyenda, al igual que aquellos dos
enamorados que juegan a ser extraños. Derrota para ambos y lágrimas como
trofeo. No podía acabar de otra manera lo que une pero distancia, lo que atrapa
pero daña, lo que da la felicidad pero constantemente te la arrebata.
Solo el recuerdo del último beso frío y distante. No el
típico beso de despedida de una película, bonito y enredado en una sonrisa;
sino un beso lleno de dolor y pérdida. Es así como termina un juego que siempre
tenía que haber empezado pero que se prolongó más de lo necesario.
Y así se dicen adiós, él y ella, que piensan que jamás se
encontrarán, convencidos de que si no es ahora, nunca más será. Se alejan y
caminan en direcciones opuestas, se miran en la distancia y cada segundo duele
más que el anterior.
Las historias se terminan y otras muchas llegan. Pero
aquellos dos enamorados que juegan a ser extraños nunca se olvidarán. Sus vidas
irán cambiando, el amor irá llegando pero, esa parte de su corazón ya se la
llevaron. Fue aquel último beso el que decidió arrebatarles la posibilidad de
olvidar y nunca más recordar. Aquella última mirada la que hará que su lunar no
desaparezca de su rostro cuando cada mañana la recuerde al despertar. Aquel
último suspiro el que hará que ella no olvide su aroma al caminar.
Y es así como muchas vidas se construyen, con extraños en
la mente que un día fueron enamorados.
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