2012: un año de cambio que me ha enseñado a luchar por lo
que quiero, a valorar lo que tengo y a sentir quiénes forman una parte
imprescindible en mi vida.
Es curioso lo rápido que pasan los años y, sin darme cuenta, me encuentro en el último año de este 2012. Como una estrella fugaz que pasa sin ni siquiera darte tiempo a pedir un deseo y sientes que has perdido una nueva oportunidad. Se ha pasado otro año y, con él, la oportunidad de cumplir los deseos y propósitos que queríamos cuando brindamos por el 2012. Otro año en el que las estaciones se suceden, en el que nacen personas y otras se van para siempre; otro año en el que lo positivo sigue luchando contra lo negativo y en el que la esperanza muchas veces se ve sobrepasada por la realidad. Cada Nochevieja es una ocasión para que todos nos ilusionemos por un nuevo año y pensemos en todas las cosas que tenemos que hacer. Sin embargo, los días pasan y te ves envuelto en la espiral de la vida que te arrastra sin cesar. Muchas veces consigues alcanzar tus ilusiones y metas pero, también es verdad que ya ha pasado un año entero y no ha dado tiempo a conseguir que todo sea tan bonito como te propusiste el 31 de diciembre del 2011.
Pero, ¿por qué no
quedarse con lo significativo del año? Lo importante no es que sea un año
únicamente bueno, sin puntos negativos. Lo verdaderamente importante es que
haya sido un año especial, con vivencias únicas que siempre recordemos y
rodeados de las personas que nos quieren y nos hacen felices. Para mí, cada año
es diferente. Todos ellos tienen su lado positivo y su lado negativo, los
cuales van variando en proporción. Pero cada momento es irrepetible y cada
experiencia sirve para aprender de ella o para que nos sirva de guía en los
próximos años. Por ello, el 2012 ha sido un año muy diferente a los anteriores,
un año muy intenso y en el que el cambio ha sido el gran protagonista.
El año comenzó con ilusión, muchos sueños que deseaba cumplir, metas que alcanzar, personas a las que olvidar y, sobre todo, otras a las que conocer. Es cierto que muchos de los propósitos se han cumplido, es más, en muchas ocasiones he superado los objetivos que me impuse. En otros casos, sin embargo, no he llegado a intentarlo porque, para qué nos vamos a engañar, son metas que no quiero alcanzar. Y así, llegamos al 31 de diciembre. Un día en el que me gusta pensar en todo lo que me ha aportado este último año y, sobre todo, en lo que yo he sido capaz de aportar a mi vida. El 2012 ha sido realmente especial: el año de mis esperados 18, la graduación, selectividad, el mejor verano que se puede tener, el fin del colegio y el inicio de la universidad… En definitiva, un año de cambios.
Puedo hablar de un año bueno y malo, largo e intenso y
con cambios muy importantes. Ha sido un año positivo pero con momentos muy
negativos en los que nunca me he sentido sola, sino que los he compartido con
nuevas personas que alegran mi vida y con las mismas que siguen siendo el motor
de la misma. En realidad, ha sido el mejor año de mi vida por todas las cosas
buenas y por lo feliz que me he sentido en muchísimas ocasiones. Por las
personas que han estado conmigo, por los objetivos cumplidos, por el mejor
verano de mi vida, por seguir teniéndote a mi lado… Pero también he pasado por
los peores momentos que había vivido hasta entonces. Es lo que tiene subir muy
alto: la caída suele ser más dolorosa. Así, he vivido desilusiones, desengaños,
decepciones, pérdidas de personas importantes, frustraciones, descontento
conmigo misma…He pasado por momentos en los que la desilusión no me dejaba ser
yo misma y en los que las sonrisas no superaban las lágrimas. Pero esos
momentos han pasado y con ellos este años que me enseño a superar esas
circunstancias y que, hoy, nos dice adiós.
Me he sentido feliz y triste de un segundo a otro, he cambiado las lágrimas por fortaleza en cuestión de minutos, he pasado de quererte a querer olvidarte y de no poder olvidarte a quererte en pocas semanas, de pensar únicamente en los estudios a comenzar a hacer planes para el futuro en tan solo meses y, en solo un año, me veo como una persona nueva.
El lado negativo del año se lo doy al estrés de 2º de
Bachillerato y la odiada PAU. Pero, por otro lado, he tenido la suerte de
compartir esos días de estudio, exámenes, cansancio y nervios con grandes
personas, muchas de las cuales se han convertido en los mejores amigos que
tengo. A la mayoría de ellos les conozco desde los tres años y el cerrar esta
etapa de mi vida a su lado ha sido realmente difícil y raro para mí. El año ha
sido complicado para todos pero, a pesar de ello, siempre teníamos un motivo
para pasar grandes momentos juntos. Quince años han hecho que nos conozcamos a
la perfección, que sepamos cuáles son nuestras virtudes y nuestros defectos y,
sobre todo, estos años nos han servido para querernos.
El día de nuestra graduación siempre lo recordaré como
uno de los mejores días de mi vida. Porque fue cuando de verdad me di cuenta de
algo: el camino llegaba a su fin y un
nuevo horizonte se asomaba al final de él. Porque los vídeos, las fotos, las
palabras, las lágrimas de emoción y la gran noche que tuvimos siempre van a
formar parte de mí y nunca los voy a olvidar. Por eso, quiero agradecer a todas
las personas que hicieron que un curso muy difícil no fuera tan horrible como imaginaba.
Gracias por compartir momentos de risas, por seguir cumpliendo los objetivos
juntos, por hacer que los días fueran más llevaderos y por sentir en vosotros
una segunda familia.
Desde el momento en que acabó la graduación supimos que
algo había cambiado definitivamente. Llevábamos meses hablando de que nos
quedaba poco estando todos los días juntos y, de repente, vimos que ese momento
había llegado. Por eso, en este blog, no puedo dejar de dar las gracias a todas
y a cada una de las personas que hicieron que mis quince años en La Merced
fueran perfectos. El 2012 ha puesto punto y final a una etapa larga y bonita en
un colegio en el que he conocido a mis mejores amigos. Años en los que hemos
compartido juntos alegrías, tristezas, sueños, desilusiones, distanciamientos,
uniones, desuniones, excursiones, villancicos, viajes, castigos…Como siempre
decíamos, ya no volveremos a vernos la cara de dormidos a las ocho de la mañana
o ya no volveremos a reírnos de los “chistes” de José Antonio. Ya no nos
tendremos que salir de clase por no poder parar de reír, ya no compartiremos
momentos de confidencias o conversaciones por whatsap entre toda la clase
mientras “atendíamos” al profesor. Es así, eso se ha acabado pero, como
dijimos: los recuerdos siempre los vamos a llevar en el corazón y algo nuevo y
bueno tenía que llegar con el cambio. Mucha gente no entiende que nos diera
tanta pena acabar el curso pero, si pasas quince años de tu vida con personas a
las que ves más tiempo que, incluso, a tu propia familia y esas personas se
convierten en pilares imprescindibles en tu vida con las que compartes momentos
que piensas “solo nos pasa a nosotros”, entonces lo entenderían.
El curso terminó de la mejor manera posible: MALLORCA. Y
lo digo en mayúsculas porque fue el mejor viaje de mi vida. Fueron días
perfectos porque cada detalle hizo de ese viaje algo especial. Porque fue
llegar y, en medio del caos por el cambio de hotel, supimos ver el lado bueno
de la situación y lo pasamos realmente bien (aunque pasáramos un poco de
miedito con guiris borrachos y desnudos por el pasillo). Y los días se resumían
en playa, sol, comida, piscina, más comida, playa, más sol, más comida, bebida,
más bebida, mmm sesiones de peluquería, maquillaje y vestuario (para luego
acabar realmente “guapas” a las siete de la mañana), autobues, cantar, cantar,
cantar, afonía, cantar, afonía, discoteca, bailar, bailar, asarse de calor
(gotic) y buscar oxígeno, autobús, cantar afónicas, gritar por la calle,
vacilar a la seguridad del hotel e intentar dormir (si Cristina dejaba de
cantar el “Quítate el Top”). Aquellos días fueron, sin duda, lo mejor del año.
Compartir las 24 horas del día con tus mejores amigos, vivir momentos realmente
surrealistas que sabes nunca se volverán a repetir, no poder estar sin reírse
más de cinco minutos seguidos y sentirse realmente feliz. Eso no lo cambio por
nada.
La verdad es esta: no cambiaría nada de esos días porque,
para mí, fueron perfectos. Elisa y sus “Cómeme el ….”, Natalia y Lucia por su
diferente visión de lo que es el orden en una habitación y por la maravillosa
caída de ésta última en el aeropuerto, Cristina y su top, Rocio y sus
“maravillosas” uñas y su espalda achicharrada, Rafa y Albert con sus aventuras
e intromisiones en el hotel, Guille y sus masajes de pies….Y la verdad siempre
recordaré este viaje por pasarlo todos juntos. Porque nunca se va a repetir y
porque realmente supimos aprovechar aquellos maravillosos días mallorquines. Gracias a todos por una semana perfecta.
Y aquella semana en la isla mallorquina fue el inicio de
otro gran verano en el que, una vez más, mi mejor amiga y mi familia fueron los
protagonistas. Porque tengo que agradecer a Rocio y a María por su cariño, por
hacerme sentir parte de su familia y por pasar un verano fantástico a su lado
en Guardamar. Y allí, como siempre, pasé momentos perfectos con la mejor amiga
del mundo. Otro años más ella ha sido una pieza imprescindible en mi día a día.
Porque nunca la tengo que decir nada para que sepa cómo me siento, porque me lo
hace todo más fácil, porque nunca tenemos peleas o discusiones, porque nos
decimos lo bueno y lo malo, porque realmente somos amigas. Y otro año más,
nuestra amistad sigue haciéndose más fuerte. No importa que nos pasemos quince días
juntas las 24 horas del día porque, no nos cansamos. Siempre tenemos algo que
contarnos, algo de lo que hablar, algo de lo que reír, algún plan que tenemos
que cumplir… En definitiva, gracias Rocío por otro año más juntas y unidas. Te
debo miles de sonrisas en momentos que no las encontraba y miles de ilusiones y
esperanzas que no veía pero que tú eres capaz de ponerme delante de los ojos.
Asique un verano realmente bueno con ella y con personas
que he conocido y que me siento muy feliz por ello.
Un verano también con mi familia. Con las tres personas
por las que daría todo. Ellos me hacen sentirme afortunada y no necesito nada
más que a ellos para sentirme feliz. El 2012 ha podido ser un año malo en
muchos sentidos pero, muchas familias están en la misma situación y lo
importante es que nosotros seguimos siendo una familia unida y que se quiere. A
ellos tengo que agradecerles muchísimo y les debo todo lo que soy y lo que voy
consiguiendo poco a poco. Ellos aguantan mi mal humor cuando no me siento bien,
mis enfados repentinos, mi cabezonería, mis rarezas, mis batallitas, mis
chistes, mis discursos…Y lo hacen sin esfuerzo. Gracias a los tres por
compartir conmigo este año tan duro en muchos aspectos. Si algo le pido al 2013
es que los cuatro sigamos siendo las personas y la familia que somos.
La última parte del año ha sido positiva en su mayoría.
Porque he comenzado una nueva etapa en mi vida y he iniciado el camino en busca
de mi sueño. No sé si lo lograré algún día pero el camino a recorrer es
demasiado bonito como para perdérmelo. Si algo tengo claro es que no me voy a
quedar sentada viendo como mi ilusión se pierde y este año ha sido el punto de
partida de un recorrido que se presenta duro pero muy ilusionante. El 2012 me
ha traído la ilusión, la energía y la fuerza que necesito para comenzar una
carrera que me gusta, me entusiasma, me hace feliz y me ilusiona. La vida es
corta y hay que aprovecharla y, si algo me ha enseñado este 2012, es a luchar
por lo que quiero. Las cosas no vienen dadas y las desilusiones son cada vez
más numerosas. Sin embargo, hay que sobreponerse a todo, hay que ser fuerte y
luchar y, en eso, este año me ha hecho toda una especialista. Mi día a día ha
cambiado, la rutina ya no es tan monótona y la vida universitaria me gusta, no nos
vamos a engañar. Además, he conocido personas que hacen que el día a día sea
mucho mejor y con las que me esperan grandes momentos el próximo año, no tengo
ninguna duda.
No me gustaría terminar este blog sin mencionar un hecho
muy importante en este año: la sociedad se está dando cuenta de la situación
que vive nuestro país. Las personas hemos salido a la calle para reivindicar
nuestros derechos, para luchar por lo que es nuestro y para defender lo que
banqueros y políticos subordinados al poder económico nos quitan día a día.
Aunque ha sido un año horrible en lo que respecta a la economía y a la política
españolas, hay que quedarse con lo positivo: un movimiento social que debe
seguir creciendo y caminando en la el sendero de un nuevo sistema para este
país.
Gracias 2012 y hasta siempre.
Tengo que decir que cada día me demuestras más ,tanto a mi como al resto del mundo la gran persona que eres.
ResponderEliminarPersonalmente, quiero que sepas que una de las cosas que me ha pasado este año ha sido conocerte mejor , que me hayas dado consejos cuando nadie sabia que decirme ,que me hayas hecho mucho de reir... Porque amigas como tu existen muy pero que muy pocas por eso una vez más GRACIAS.
Me encanta tu blog , escribes de una manera que pocas personas saben hacerlo , tu llegaras lejos Belenchu! Y que sepas que aqui tienes a una lectora de tus articulos siempre jajajaja